Hemos podido vivir de primera mano cómo el sector primario ha estado presente todos y cada uno de los días de una pandemia mundial y esto ha reforzado la importancia de este sector. Es por ello que el interés de los fondos de inversión cada vez es mayor por la compra de tierras, hasta haber llegado a día de hoy a pagar cantidades imposibles de plantear años atrás.
A la importancia y necesidad de los productos alimenticios procedentes del sector agro y el consiguiente continuado aumento de la demanda mundial por estos productos, se une la reivindicación de los agricultores por conseguir una sostenibilidad económica en el proceso, algo a lo que la administración está tratando de poner solución, por lo que también los precios del sector se están manteniendo fuerte, dando más fuerza al liderazgo de la actividad agrícola y agroalimentaria.
Lo que sí es cierto es que, en el sector de olivar, hay una diferencia muy grande de sostenibilidad económica entre los diversos tipos de cultivo, diferencia a la que habrá que dar solución, quizás con la transformación de olivares y sobre todo, con la innovación en términos de reducción de costes, optimización de maquinarias, rendimientos de olivar en secano, valorización en términos de huella de carbono, etc.
Por tanto, es un momento importantísimo en el sector, de crecimiento, pero también de adaptación a las necesidades actuales.
Con respecto a la integración de la agricultura en la agroindustria, desde hace años hemos incorporado a nuestro vocabulario las palabras cadena de valor, trazabilidad, sostenibilidad…palabras que en los últimos años están tomando fuerza en nuestro sector y por supuesto que el sector alimentario. No podemos hacerlo sin integrar ambos eslabones o al menos desde el punto de vista de ofade no somos capaces de dibujar esa posibilidad por separado.